miércoles, 16 de marzo de 2011

cultura vs CULTURA

La playa
La cultura no se cuantifica. Sin embargo, en cada lugar o circunstancia podemos aplicarla: en el más sencillo y humilde como elegante u ostentoso lugar. No solamente en la forma que nos conducimos, sino en la forma como la recibimos de nuestro pueblo. La cultura en Trujillo, colonial ciudad, amenazada actualmente por la falta de gratitud de su antigua gente y por el desborde de la nueva gente, nos regala una amalgama de todo ello. Tenemos, por ejemplo, playas muy cerca de la ciudad, a las que debemos paisajes y aire puro, lugares de recreo y diversión, fuentes de ingresos por turismo y ventanas al mundo exterior. ¿Y qué le dejamos a estas playas luego de nuestra visita? Extensos basurales, productos de plástico que no serán degradados en cientos de años si escapan al recojo municipal, botellas rotas, latas y, en el mejor de los casos, papeles y comestibles. Miro realmente con tristeza este botadero donde no encuentras un metro cuadrado libre para apostarte, y supongo que los visitantes se van pensando que no volverán más, y dejan sus desperdicios para que los somos, todos tenemos el deber de dejar la playa como la encontramos, así de simple, es nuestro compromiso con la naturaleza, como estar, digamos, en nuestra casa y no tirar la basura en la sala o en el dormitorio. Aun si no encontramos depósitos, podemos llevar en una bolsa (de las que ahora abundan) los restos hasta el lugar apropiado. Es cuestión de hábito. Si caencargados de limpieza estén muy ocupados. Ellos no son únicos responsables: todos lo da uno cumple con su pequeña parte será sencillo mantener sin contaminación nuestras playas ya que ésta no solo está en el agua.
Pienso que las autoridades encargadas de mantener en óptimas condiciones las playas, podrían colocar contenedores de basura diferenciados, publicar avisos e indicaciones a los visitantes y los visitantes cumplirlas.
La exposición
Visitar exposiciones de arte podría ser una alternativa en nuestro programa de recreación. Y mejor si nos invitan, lo que significa que alguna persona o institución nos considera aptos para disfrutar de estos eventos. Si optamos por sacrificarlos es probable que otras actividades de igual importancia se desarrollen el mismo día. Con seguridad en la siguiente ocasión podrán deleitar sus sentidos con las muestras permanentes y temporales que se exhiben en la ciudad, como las que ofrece el Museo de Arte Contemporáneo; Museo fundado por el Gran Maestro Gerardo Chávez quien nos estrega su energía y su talento, motivándonos a cambiar nuestra rutina, incluyendo visitas a lugares como éste. El recinto parece especialmente diseñado para difundir el arte dentro de un apacible ambiente, rodeado de jardines que invitan al silencio, a la inspiración y, por qué no, a la tertulia con los amigos. Del mismo modo que esperamos algunas fechas como el festival de Primavera, Marinera, días para ir al cine, a las tiendas, podemos programar una visita a este oportuno museo u otras salas que ofrecen este tipo de eventos. Cuestión de hábito puede ser.


Se podría "sacar el jugo" como decimos, a este interesante y sereno lugar: recordar frecuentemente a instituciones y personas interesadas que hay actividades, organizar concursos de las diferentes artes, talleres para todas las edades, conferencias, etc.
La Hermelinda
La visita a este mercado mayorista, obedece a la necesidad de hacer compras al por mayor de productos frescos y de diferentes calidades. Sin embargo, pienso que para venir hay más razones que sólo las comerciales. Cuando se le ha conocido, dan ganas de regresar y recrearnos con las diferentes actividades que ahí se desarrollan. Particularmente, a mí me gustan los mercados; la reunión de tantos productos de distintos tamaños, formas y colores, resulta fascinante. Acá los productos están distribuidos por secciones, a manera de una tienda por departamentos. Encontramos, por ejemplo, la sección "hortalizas", la de yerbas, de verduras; de frutas en otra parte: plátanos, piñas, manzanas, etcétera; de aves, de abarrotes... Quién tiene un puesto en este mercado, debe estar desde las 3 a.m. esperando sus productos; deben separarlos, acomodarlos, y hasta lustrarlos en algunos casos para que luzcan de lo mejor para la clientela. Internamente, se despliegan otros rubros laborales como las señoras que toman pedidos del almuerzo, los que venden refrescos, gelatina, queques, ganchos de pelo, corta uñas, peines y cuanto adminículo necesites. A diferencia de los supermercados, en La Hermelinda hay personas, entre ellas adolescentes y niños que conducen una tosca carretilla donde acomodan los bultos y pasean contigo a donde vayas. En este menester conocimos a nuestro amigo Arictd Gabriel (espero que tu nombre esté bien), próximo a cumplir los 13 años, simpático y extrovertido que, con la naturalidad propia de su edad nos cuenta un poco de su vida: vive con su madre y es el último hijo de varios hermanos que le doblan la edad; su día empieza antes de las cinco de la mañana ya que debe embarcarse desde Laredo y alquilar en el mercado su carretilla a 3 soles para trabajar el día. -¿No tomas desayuno?, le pregunto-. "Sí, compro mi caldo a S/1.50, y más tarde almuerzo". Esto significa que al final del día le deben quedar entre cuatro y seis soles líquidos, los que le servirán, una vez reunido todo el costo, para comprar sus zapatillas de fútbol pues es delantero en el equipo Defensor Taller de Laredo como consta en la camiseta que lleva puesta, que además exhibe, orgullosa, su nombre. Como vemos, las vacaciones escolares le sirven a nuestro amigo para ganarse unos soles y completar su diversión además del fútbol nadando en la laguna Conache acompañado de sus amigos.
  
Cuando conocí a Aricdt no tenía la cámara pero, en la foto que nos acompaña esta vez, pueden ver a otros chicos como él haciendo el mismo trabajo. Es en su honor que les cuento esta historia.




Este inmenso mercado con más de 101 000 metros cuadrados, ofrece un gran reto a las instituciones y autoridades pertinentes dado el importante movimiento comercial que despliega. Existe urgente necesidad de capacitación en temas como manipulación de productos, de deshechos, reciclaje, de salud y seguridad para la gente que trabaja ahí y para los visitantes.  



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