lunes, 20 de junio de 2011

Desde la cocina

                                                 Guardando cosas

   Significa que estoy pensando desde la cocina. Cuando cocinamos, hacemos limpieza, arreglamos la ropa y los cotidianos quehaceres de la casa, reflexionamos acerca del día anterior, la semana que pasó, los años vividos. Podemos también imaginar situaciones, imaginar otro orden en los muebles, en nuestra vida, en la de nuestra familia.

   Es probable que por la mente de otras mujeres, como por la mía, pasen como películas o novelas nuestro pasado y nuestros anhelos. No es fácil renovarnos cada día, así como endulzarnos en nuevos planes con entusiasmo, amor y compromiso. No es fácil deshacernos de objetos guardados. Algunos pueden ser irremplazables, cargados de recuerdos dignos de guardarse. Personalmente guardo mucho. Recuerdos dignos de guardarse en la memoria y también en los cajones. A veces uno quiere mirarlos, tocarlos, asegurarnos que fueron parte de nuestra vida. Hagamos un esfuerzo y desprendámonos de algunos. Dejemos espacio para las nuevas vivencias, para nuevos objetos. En ocasiones hago trampa, cambio de lugar las cosas para hacerme creer que tuve  valor de no verlas más. Quizá ese objeto nos remonta a una etapa donde nuestra vida fluía con encanto, determinación, ilusiones, mejor que ahora. Mejor en todo? Mejor en lo que no es mejor ahora?...

   Hace tiempo tengo pensado esto, pero como no puedo dar un "buen ejemplo" de lo que digo, estuve rondando el tema y pondré mucha energía para lograrlo. Lleva meses, tal vez años recomponer la casa y la cabeza. Atesoramos recuerdos, como dije, tratando de detener el tiempo, los afectos, los amigos, la familia, ya que es más difícil cada día, conservarlos. Los recuerdos y los objetos no se van de nuestra vida. La nostalgia,  las carencias, el miedo a la falta de recursos hacen que acumulemos ropa, libros, revistas, etcétera, que no usaremos más.

   Intentemos el ejercicio ¿Qué es mejor que mañana?  El día vivido plenamente y la actitud para emprender los cambios es lo que cuenta. Rescatar lo que nos hace sentir plenos, vivos. Ordenar por partes nuestra cabeza y nuestra casa y se convertirá en un sitio tranquilo para pensar y conquistar. Podemos ser nuevas hermanas, nuevas hijas, nuevas madres, nuevas amigas, sorprendidas de encontrar una mujer diferente en tu cuerpo o de reencontrarte  con aquella joven mujer llena de energía, sumergida en primaverales sueños de realización personal.

   Respecto a las cosas que tenemos demás, afirmo que no necesitamos tanto para vivir. Así como a muchas cosas,  podemos adaptarnos a unas pocas. Pasé algunos meses lejos de mi hogar sin extrañar nada que no estuviera en un par de cajones y aún así compraba cosas para guardar. Qué locura! Les cuento, por ejemplo que conocí a una persona que me pareció admirable: tenía todas sus pertenencias en una pequeña maleta. Ella vivía fuera de su país, no sólo de su casa. La señorita Clara, la recuerdo por ese detalle, una mujer joven, profesional, segura de no necesitar muchos bienes materiales para transitar en este mundo. Dos pares de zapatos o quizás uno; cuando estaban gastados los tiraba sin pena a la basura y se ponía los nuevos...

   Vamos, haz como Clara, deshaste de esos viejos zapatos, deja que tu corazón guíe  tus pies y sal a caminar nuevos caminos.


                                                                "Pregunta con respuesta"

                                    ¿qué has estado haciendo durante todo  este tiempo?
                                      He estado limpiando  mi casa
                                      y todavía no termino.
                                                               
                                                              (Giovanna Pollarolo)